Volvía a su casa harta de trabajar, la fábrica y la rutina la estaban volviendo amargada… ya pasaban de las 11:00 pm cuando se bajó del autobús, le tocaron horas extras esta vez (más razones para odiar la vida, considerando que el salario no lo valía), mientras se apresuraba a llegar a casa pensaba en el pleito que le vendría con su esposo por llegar tarde, un hombre robusto, celoso y poco apasionado por la vida… mientras se daba prisa pensaba en lo que le diría y a su vez lo que ella respondería… María siendo una mujer de 35 años, madura, de tez blanca, cabello negro, algo rizado y aunque no tenía cuerpo de modelo, su cuerpo aún arrancaba suspiros… miró su reloj de pulso y ya daban las 11:14, “ya estoy muy cansada, si ya esperó 3 horas, qué importan 5 minutos más”, disminuyó su paso y caminó con la mirada abajo, de pronto sintió un impacto en el abdomen, por el lado derecho, y un tirón de su hombro que le arrancó el bolso… ¡Maldito! … ¡Mi bolso!... apenas quiso correr sintió caliente en el cuerpo, húmeda la blusa y al tocarse un hermoso color carmín que manchaba su ropa poco a poco… Se recargo en la pared y volteó de lado a lado, el hombre corría sin mirar atrás… la vista de María se hacía borrosa, quiso gritar pero su voz no le respondió… entre dientes salía apenas un sonido… “Ayuda…”, “por favor”…. “alguien, por favor…” sus ojos se cerraron y ningún alma a la luz de la lámpara de calle, ningún alma por la banqueta, ninguna alma en automóvil, ningún alma en la calle, ya ni siquiera la de María…
- Frey Jai.
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