Ahí estaba el que me había lastimado, el que había hecho trizas mi dignidad, el que aprovechó mi cuerpo inerte para complacer sus más desagradables perversiones... Ahí estaba hora él sin poderse defender, a un lado las copas de vino y una botella vacía, no se imaginaba el efecto de magia que le puse en la bebida... tomé las tijeras que escondí en mi bolso , rompí sus ropas y lo dejé desnudo... Al acercarme a su cuerpo tirado en el piso alcanzó a mirarme desde el suelo, todavía aturdido y con ojos un poco desorbitados, me miró tratando de decirme algo; le devolví la mirada y lo único que pude decir fue " Maldita Sabandija" ... Tomé una figura de mármol que adornaba la sala de estar, una venus de mármol blanco que al primer golpe en el cráneo comenzó a pintarse de un rojo hermoso , el rojo de la venganza; una vez y otra vez y otra vez, hasta que le arranqué la vida y aún así seguí golpeando su cráneo hasta quedar desfigurado... Qué debía hacer ahora con el cuerpo ?
Fui a la cocina y busqué una olla, la más grande que encontré, le puse agua y la puse a hervir; paso siguiente, tomé un cuchillo de buen tamaño( haría un homenaje a la manera que tenía Dennis Andrew Nielsen de desaparecer el cuerpo de sus enamorados...).
Volví a la sala de estar y continué golpeando cada una de sus extremidades hasta romper todos sus huesos , sentía que por fin me estaba vengando de aquel hombre que me había hecho daño no solo a mí; sentía el placer de por fin hacer justicia por mi propia mano, siempre supe que la venganza no era buena, pero , qué bien se sentía...
Tomé el cuchillo y poco a poco desmembré su cuerpo, primero los dedos de manos y pies, luego una mano y luego la otra ; el pie y el otro pie... Los huesos nunca fueron impedimento y cada corte llenaba en mi una parte de mi alma vacía y al ver la carne rebanada sentía ansía de morderla y mi boca salivaba ... estaba saciando mi sed y mi hambre de ver a ese infeliz hecho trizas, reducido a nada... Corté los brazos y todo lo que pude lo metí a la olla... El torso y la cabeza (o lo que quedaba de ella ) los acomodé en su cama, seguro sería un buen detalle para la policía ... Herví los miembros que pude y abrí otra botella de vino... un poco de Jazz para amenizar la espera... al terminar , licué los trozos del cadáver y los eché por el caño... Qué importaba la sangre en el suelo?! ni siquiera me importaba si me descubrían o no ... tomé mis cosas y salí de su casa...
Prendí un cigarrillo y caminé lento por la banqueta, a esas horas de la noche solo se podían escuchar el caminar de unos tacones color negro terciopelo...
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